Arturo Calamar - Jefe de policía de El Gran Coral “Admiro a Pulpedro, pero nunca podría hacer lo que él hace. Tengo una esposa e hijos, necesito la seguridad de mi trabajo… y de los ingresos extra que a veces consigo. No soy el único, todos en el departamento conseguimos esos ingresos extra. En realidad no estamos lastimando a nadie que no fuera a terminar lastimado como sea. ¿Qué tiene de malo hacer un poco de dinero por algo que como sea iba a suceder? Pulpedro se cree mejor que nosotros y por eso dejó el cuerpo de policía, el tonto cree que puede cambiar al mundo pero la realidad es que lo único que está cambiando es su expectativa de vida. Me gustaría que fuera más cuidadoso, alguien le tiene que decir que no puede cambiar el mundo desde una tumba. Estoy seguro que hubiera tenido una gran carrera como policía y que dentro del departamento hubiera podido tener más influencia para arreglar los “problemas” que él cree que existen, pero bueno, renunció y ya no hay nada que él pueda hacer para cambiar esta agencia, supongo que eso es lo mejor para todos”. Laura N’Gosta - Bibliotecaria de la Biblioteca pública de El Gran Coral “Considero a Pulpedro como uno de mis mejores amigos, aunque no estoy segura de que él opine lo mismo de mí. La verdad es que no me importa, personalmente los días más emocionantes de mi vida aburrida son cuando ese Pulpo tonto viene a pedirme ayuda con una investigación. Daría lo que fuera por poder involucrarme más en su trabajo, pero él no me lo permite. Todavía no se da cuenta de lo mucho que me necesita, pero ese día va a llegar pronto. ¡Tal vez algún día me rehuse a ayudarlo para que el tonto empiece a apreciarme! Eso sería divertido. Admiro mucho su integridad y su inteligencia, pero creo que necesita relajarse un poco. No todo en la vida es un problema de vida o muerte que va a definir el destino de esta ciudad. Pareciera que si no está resolviendo un crimen está de mal humor, ese pulpo tiene que aprender a divertirse un poco…¡y yo le voy a enseñar!” Orcarlos - Asistente personal de Don Delfino “Ah, Pulpedro… me gustaría que sólo nos dejara hacer nuestro trabajo. Él nos trata como si nosotros fuéramos los malos y sí, a veces tenemos que golpear gente y nuestros negocios no son del todo legales…¡pero le damos trabajo a la gente! Si no fuera por Don Delfino muchas familias no hubieran salido del agujero en el que se encontraban después de la crisis económica de hace unos años, yo seguiría en ese agujero. Si pudiera me gustaría sentarme a hablar con él, explicarle que las cosas buenas que suceden gracias a nuestro trabajo son muchas más que las cosas malas. Creo que la vida le rompió el corazón a Pulpedro y el pulpo simplemente necesita un culpable para señalar por todos los males que ha vivido. Lástima que siempre que nos encontramos el pulpo luego luego se lanza a los golpes, creo que aunque lo intentara Pulpedro sería incapaz de escucharme. Ojalá algún día escuche a una de las muchas familias que vive una vida más digna gracias a que trabaja para Don Delfino, tal vez eso lo haría reflexionar”.